Génesis 12-13
Nueva Versión Internacional (NVI)
Llamamiento de Abram
12 El Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
2 »Haré de ti una nación grande,
y te bendeciré;
haré famoso tu *nombre,
y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan;
¡por medio de ti serán bendecidas
todas las familias de la tierra!»
y te bendeciré;
haré famoso tu *nombre,
y serás una bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan
y maldeciré a los que te maldigan;
¡por medio de ti serán bendecidas
todas las familias de la tierra!»
4 Abram partió, tal como el Señor se lo había ordenado, y Lot se fue con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. 5 Al encaminarse hacia la tierra de Canaán, Abram se llevó a su esposa Saray, a su sobrino Lot, a toda la gente que habían adquirido en Jarán, y todos los bienes que habían acumulado. Cuando llegaron a Canaán, 6 Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquén, donde se encuentra la encina sagrada de Moré. En aquella época, los cananeos vivían en esa región. 7 Allí el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Yo le daré esta tierra a tu descendencia.» Entonces Abram erigió un altar al Señor, porque se le había aparecido. 8 De allí se dirigió a la región montañosa que está al este de Betel, donde armó su campamento, teniendo a Betel al oeste y Hai al este. También en ese lugar erigió un altar al Señor e invocó su nombre. 9 Después, Abram siguió su viaje por etapas hasta llegar a la región del Néguev.
Abram en Egipto
10 En ese entonces, hubo tanta hambre en aquella región que Abram se fue a vivir a Egipto. 11 Cuando estaba por entrar a Egipto, le dijo a su esposa Saray: «Yo sé que eres una mujer muy hermosa. 12 Estoy seguro que en cuanto te vean los egipcios, dirán: “Es su esposa”; entonces a mí me matarán, pero a ti te dejarán con vida. 13 Por favor, di que eres mi hermana, para que gracias a ti me vaya bien y me dejen con vida.»
14 Cuando Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que Saray era muy hermosa. 15 También los funcionarios del faraón la vieron, y fueron a contarle al faraón lo hermosa que era. Entonces la llevaron al palacio real. 16 Gracias a ella trataron muy bien a Abram. Le dieron ovejas, vacas, esclavos y esclavas, asnos y asnas, y camellos. 17 Pero por causa de Saray, la esposa de Abram, el Señor castigó al faraón y a su familia con grandes plagas. 18 Entonces el faraón llamó a Abram y le dijo: «¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? 19 ¿Por qué dijiste que era tu hermana? ¡Yo pude haberla tomado por esposa! ¡Anda, toma a tu esposa y vete!» 20 Y el faraón ordenó a sus hombres que expulsaran a Abram y a su esposa, junto con todos sus bienes.
Abram y Lot se separan
13 Abram salió de Egipto con su esposa, con Lot y con todos sus bienes, en dirección a la región del Néguev. 2 Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro. 3 Desde el Néguev, Abram regresó por etapas hasta Betel, es decir, hasta el lugar donde había acampado al principio, entre Betel y Hai.4 En ese lugar había erigido antes un altar, y allí invocó Abram el *nombre delSeñor.
5 También Lot, que iba acompañando a Abram, tenía rebaños, ganado y tiendas de campaña. 6 La región donde estaban no daba abasto para mantener a los dos, porque tenían demasiado como para vivir juntos. 7 Por eso comenzaron las fricciones entre los pastores de los rebaños de Abram y los que cuidaban los ganados de Lot. Además, los cananeos y los ferezeos también habitaban allí en aquel tiempo.
8 Así que Abram le dijo a Lot: «No debe haber pleitos entre nosotros, ni entre nuestros pastores, porque somos parientes. 9 Allí tienes toda la tierra a tu disposición. Por favor, aléjate de mí. Si te vas a la izquierda, yo me iré a la derecha, y si te vas a la derecha, yo me iré a la izquierda.»
10 Lot levantó la vista y observó que todo el valle del Jordán, hasta Zoar, era tierra de regadío, como el jardín del Señor o como la tierra de Egipto. Así era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y a Gomorra. 11 Entonces Lot escogió para sí todo el valle del Jordán, y partió hacia el oriente. Fue así como Abram y Lot se separaron. 12 Abram se quedó a vivir en la tierra de Canaán, mientras que Lot se fue a vivir entre las ciudades del valle, estableciendo su campamento cerca de la ciudad de Sodoma. 13 Los habitantes de Sodoma eran malvados y cometían muy graves pecados contra el Señor.
14 Después de que Lot se separó de Abram, el Señor le dijo: «Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. 15 Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. 16 Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también podrá contar tus descendientes. 17 ¡Ve y recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo daré!»
18 Entonces Abram levantó su campamento y se fue a vivir cerca de Hebrón, junto al encinar de Mamré. Allí erigió un altar al Señor.
Juan 7
Nueva Versión Internacional (NVI)
Jesús va a la fiesta de los Tabernáculos
7 Algún tiempo después, Jesús andaba por Galilea. No tenía ningún interés en ir a Judea, porque allí los judíos buscaban la oportunidad para matarlo.2 Faltaba poco tiempo para la fiesta judía de los Tabernáculos,[a] 3 así que los hermanos de Jesús le dijeron:
—Deberías salir de aquí e ir a Judea, para que tus discípulos vean las obras que realizas, 4 porque nadie que quiera darse a conocer actúa en secreto. Ya que haces estas cosas, deja que el mundo te conozca.5 Lo cierto es que ni siquiera sus hermanos creían en él. 6 Por eso Jesús les dijo:
—Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado. 7 El mundo no tiene motivos para aborrecerlos; a mí, sin embargo, me aborrece porque yo testifico que sus obras son malas. 8 Suban ustedes a la fiesta. Yo no voy todavía[b] a esta fiesta porque mi tiempo aún no ha llegado.
9 Dicho esto, se quedó en Galilea. 10 Sin embargo, después de que sus hermanos se fueron a la fiesta, fue también él, no públicamente sino en secreto. 11 Por eso las autoridades judías lo buscaban durante la fiesta, y decían: «¿Dónde se habrá metido?»
12 Entre la multitud corrían muchos rumores acerca de él. Unos decían: «Es una buena persona.» Otros alegaban: «No, lo que pasa es que engaña a la gente.» 13 Sin embargo, por temor a los judíos nadie hablaba de él abiertamente.
Jesús enseña en la fiesta
14 Jesús esperó hasta la mitad de la fiesta para subir al *templo y comenzar a enseñar. 15 Los judíos se admiraban y decían: «¿De dónde sacó éste tantos conocimientos sin haber estudiado?»16 —Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús— sino del que me envió. 17 El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla por cuenta propia busca su vanagloria; en cambio, el que busca glorificar al que lo envió es una persona íntegra y sin doblez. 19 ¿No les ha dado Moisés la ley a ustedes? Sin embargo, ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué tratan entonces de matarme?
20 —Estás endemoniado —contestó la multitud—. ¿Quién quiere matarte?
21 —Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados. 22 Por eso Moisés les dio la circuncisión, que en realidad no proviene de Moisés sino de los patriarcas, y aun en *sábado la practican. 23 Ahora bien, si para cumplir la ley de Moisés circuncidan a un varón incluso en sábado, ¿por qué se enfurecen conmigo si en sábado lo sano por completo? 24 No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.
¿Es éste el Cristo?
25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comentaban: «¿No es éste al que quieren matar? 26 Ahí está, hablando abiertamente, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades se han convencido de que es el *Cristo?27 Nosotros sabemos de dónde viene este hombre, pero cuando venga el Cristo nadie sabrá su procedencia.»28 Por eso Jesús, que seguía enseñando en el *templo, exclamó:
—¡Con que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! No he venido por mi propia cuenta, sino que me envió uno que es digno de confianza. Ustedes no lo conocen, 29 pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya, y él mismo me ha enviado.
30 Entonces quisieron arrestarlo, pero nadie le echó mano porque aún no había llegado su hora. 31 Con todo, muchos de entre la multitud creyeron en él y decían: «Cuando venga el Cristo, ¿acaso va a hacer más señales que este hombre?»
32 Los *fariseos oyeron a la multitud que murmuraba estas cosas acerca de él, y junto con los jefes de los sacerdotes mandaron unos guardias del templo para arrestarlo.
33 —Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo —afirmó Jesús—, y luego volveré al que me envió. 34 Me buscarán, pero no me encontrarán, porque adonde yo esté no podrán ustedes llegar.
35 «¿Y éste a dónde piensa irse que no podamos encontrarlo? —comentaban entre sí los judíos—. ¿Será que piensa ir a nuestra gente dispersa entre las naciones,[c] para enseñar a los *griegos? 36 ¿Qué quiso decir con eso de que “me buscarán, pero no me encontrarán”, y “adonde yo esté no podrán ustedes llegar”?»
Jesús en el último día de la fiesta
37 En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice[d] la Escritura, brotarán ríos de agua viva.
39 Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.
40 Al oír sus palabras, algunos de entre la multitud decían: «Verdaderamente éste es el profeta.» 41 Otros afirmaban: «¡Es el *Cristo!» Pero otros objetaban: «¿Cómo puede el Cristo venir de Galilea? 42 ¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David, y de Belén, el pueblo de donde era David?» 43 Por causa de Jesús la gente estaba dividida.44 Algunos querían arrestarlo, pero nadie le puso las manos encima.
Incredulidad de los dirigentes judíos
45 Los guardias del *templo volvieron a los jefes de los sacerdotes y a los *fariseos, quienes los interrogaron:—¿Se puede saber por qué no lo han traído?
46 —¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre! —declararon los guardias.
47 —¿Así que también ustedes se han dejado engañar? —replicaron los fariseos—. 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes o de los fariseos? 49 ¡No! Pero esta gente, que no sabe nada de la ley, está bajo maldición.
50 Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló:
51 —¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?
52 —¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.[e]
53 Entonces todos se fueron a casa.
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