MENU

viernes, 3 de enero de 2014

La Biblia en un Año 2 De enero



LECTURA DE LA BIBLIA DE HOY 2 ENERO 
GÉNESIS 4 Y 5 Y JUAN 3
Génesis 4-5
Nueva Versión Internacional (NVI)
Caín y Abel

4 El *hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín.[a] Y dijo: «¡Con la ayuda del Señor, he tenido un hijo varón!» 2 Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. 3 Tiempo después, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. 4 Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, 5 pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.

6 Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? 7 Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»

8 Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.

9 El Señor le preguntó a Caín:

—¿Dónde está tu hermano Abel?

—No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?

10 —¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia. 11 Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. 12 Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.

13 —Este castigo es más de lo que puedo soportar —le dijo Caín al Señor—. 14 Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará.

15 —No será así[b] —replicó el Señor—. El que mate a Caín, será castigado siete veces.

Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara. 16 Así Caín se alejó de la presencia del Señor y se fue a vivir a la región llamada Nod,[c] al este del Edén.

17 Caín se unió a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Caín había estado construyendo una ciudad, a la que le puso el *nombre de su hijo Enoc. 18 Luego Enoc tuvo un hijo llamado Irad, que fue el padre de Mejuyael. Éste, a su vez, fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de Lamec. 19 Lamec tuvo dos mujeres. Una de ellas se llamaba Ada, y la otra Zila. 20 Ada dio a luz a Jabal, quien a su vez fue el antepasado de los que viven en tiendas de campaña y crían ganado. 21 Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, quien fue el antepasado de los que tocan el arpa y la flauta. 22 Por su parte, Zila dio a luz a Tubal Caín, que fue herrero y forjador de toda clase de herramientas de bronce y de hierro. Tubal Caín tuvo una hermana que se llamaba Noamá.

23 Lamec dijo a sus mujeres Ada y Zila:

«¡Escuchen bien, mujeres de Lamec!
¡Escuchen mis palabras!
Maté a un hombre por haberme herido,
y a un muchacho por golpearme.
24 Si Caín será vengado siete veces,
setenta y siete veces será vengado Lamec.»
25 Adán volvió a unirse a su mujer, y ella tuvo un hijo al que llamó Set,[d] porque dijo: «Dios me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, al que mató Caín.» 26 También Set tuvo un hijo, a quien llamó Enós. Desde entonces se comenzó a invocar el nombre del Señor.

Descendientes de Adán

5 Ésta es la lista de los descendientes de Adán.

Cuando Dios creó al *ser humano, lo hizo a semejanza de Dios mismo. 2 Los creó *hombre y mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó «seres humanos».[e]

3 Cuando Adán llegó a la edad de ciento treinta años, tuvo un hijo a su imagen y semejanza, y lo llamó Set. 4 Después del nacimiento de Set, Adán vivió ochocientos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 5 De modo que Adán murió a los novecientos treinta años de edad.

6 Set tenía ciento cinco años cuando fue padre de[f] Enós. 7 Después del nacimiento de Enós, Set vivió ochocientos siete años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 8 De modo que Set murió a los novecientos doce años de edad.

9 Enós tenía noventa años cuando fue padre de Cainán. 10 Después del nacimiento de Cainán, Enós vivió ochocientos quince años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 11 De modo que Enós murió a los novecientos cinco años de edad.

12 Cainán tenía setenta años cuando fue padre de Malalel. 13 Después del nacimiento de Malalel, Cainán vivió ochocientos cuarenta años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 14 De modo que Cainán murió a los novecientos diez años de edad.

15 Malalel tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Jared. 16 Después del nacimiento de Jared, Malalel vivió ochocientos treinta años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 17 De modo que Malalel murió a los ochocientos noventa y cinco años de edad.

18 Jared tenía ciento sesenta y dos años cuando fue padre de Enoc. 19 Después del nacimiento de Enoc, Jared vivió ochocientos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 20 De modo que Jared murió a los novecientos sesenta y dos años de edad.

21 Enoc tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Matusalén. 22 Después del nacimiento de Matusalén, Enoc anduvo fielmente con Dios trescientos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 23 En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años, 24 y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó.

25 Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando fue padre de Lamec. 26 Después del nacimiento de Lamec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 27 De modo que Matusalén murió a los novecientos sesenta y nueve años de edad.

28 Lamec tenía ciento ochenta y dos años cuando fue padre de Noé.[g] 29 Le dio ese *nombre porque dijo: «Este niño nos dará descanso en nuestra tarea y penosos trabajos, en esta tierra que maldijo el Señor.» 30 Después del nacimiento de Noé, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años más, y tuvo otros hijos y otras hijas. 31 De modo que Lamec murió a los setecientos setenta y siete años de edad.

32 Noé ya había cumplido quinientos años cuando fue padre de Sem, Cam y Jafet.

Juan 4
Nueva Versión Internacional (NVI)
Jesús y la samaritana

4 Jesús[a] se enteró de que los *fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan 2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba sino sus discípulos). 3 Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea. 4 Como tenía que pasar por Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía.[b] 7-8 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.

En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria, y Jesús le dijo:

—Dame un poco de agua.

9 Pero como los judíos no usan nada en común[c] con los samaritanos, la mujer le respondió:

—¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?

10 —Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.

11 —Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

13 —Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús—, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

15 —Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.

16 —Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús.

17 —No tengo esposo —respondió la mujer.

—Bien has dicho que no tienes esposo. 18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.

19 —Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. 20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.

21 —Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad,[d] porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

25 —Sé que viene el Mesías, al que llaman el *Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas.

26 —Ése soy yo, el que habla contigo —le dijo Jesús.

Los discípulos vuelven a reunirse con Jesús

27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de verlo hablando con una mujer, aunque ninguno le preguntó: «¿Qué pretendes?» o «¿De qué hablas con ella?»

28 La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente:

29 —Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el *Cristo?

30 Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús. 31 Mientras tanto, sus discípulos le insistían:

—Rabí, come algo.

32 —Yo tengo un alimento que ustedes no conocen —replicó él.

33 «¿Le habrán traído algo de comer?», comentaban entre sí los discípulos.

34 —Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —les dijo Jesús—. 35 ¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; 36 ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos. 37 Porque como dice el refrán: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha.” 38 Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo.

Muchos samaritanos creen en Jesús

39 Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: «Me dijo todo lo que he hecho.» 40 Así que cuando los samaritanos fueron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos. Jesús permaneció allí dos días, 41 y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía.

42 —Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste —le decían a la mujer—; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.

Jesús sana al hijo de un funcionario

43 Después de esos dos días Jesús salió de allí rumbo a Galilea 44 (pues, como él mismo había dicho, a ningún profeta se le honra en su propia tierra). 45 Cuando llegó a Galilea, fue bien recibido por los galileos, pues éstos habían visto personalmente todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, ya que ellos habían estado también allí.

46 Y volvió otra vez Jesús a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. 47 Cuando este hombre se enteró de que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a su encuentro y le suplicó que bajara a sanar a su hijo, pues estaba a punto de morir.

48 —Ustedes nunca van a creer si no ven señales y prodigios —le dijo Jesús.

49 —Señor —rogó el funcionario—, baja antes de que se muera mi hijo.

50 —Vuelve a casa, que tu hijo vive —le dijo Jesús—.

El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. 51 Cuando se dirigía a su casa, sus siervos salieron a su encuentro y le dieron la noticia de que su hijo estaba vivo. 52 Cuando les preguntó a qué hora había comenzado su hijo a sentirse mejor, le contestaron:

—Ayer a la una de la tarde[e] se le quitó la fiebre.

53 Entonces el padre se dio cuenta de que precisamente a esa hora Jesús le había dicho: «Tu hijo vive.» Así que creyó él con toda su familia.

54 Ésta fue la segunda señal que hizo Jesús después de que volvió de Judea a Galilea.


No hay comentarios:

Publicar un comentario